RETABLO MAYOR E IMÁGENES DE LA CAPILLA

 

El retablo mayor de Santa Clara es una gran “máquina escultórica”, que se construyó en la primera mitad del s.XVII.

Según el cronista Morales se terminó en el año 1642.

 

El retablo de madera tallada y dorada, es una obra clásica de la época de transición del Renacimiento al Barroco. Consta de tres cuerpos y un ático, distribuidos en cinco calles separadas por columnas distintas en cada cuerpo: toscanas estriadas con aristas planas, las del primero; jónicas helicoidales, las del segundo y corintias funiculadas, las del tercero. Cada cuerpo está separado del otro mediante piso y cornisa: el primero dividido en triglifos-biglifos y metopas, compuestas éstas últimas por una gran roseta; el segundo , piso corrido, mientras que el tercero aparece decorado con un bajo relieve en forma de roleos. En los dos primeros cuerpos aparecen, sobre las cornisas unas molduras en forma de volutas, que hacen aumentar la ornamentación del retablo. Este pertenece a los llamados “retablos planos” que tuvieron un gran desarrollo a finales del gótico y se extendieron por la zona de Castilla y León, teniendo un gran desarrollo en el barroco.

 

Guardando las distancias, las disposición de las columnas sigue la ya utilizada en la fachada exterior del “Coliseo” de Roma donde se superponen los cuatro órdenes clásicos de la arquitectura greco-romana. Como es característico de la época –sobre todo en la obra de Martínez Montañés, como el retablo de San Isidoro del Campo- el retablo contiene esculturas exentas de bulto redondo y altos relieves en madera estofada y policromada.

 

Dicha “máquina” se apoya sobre un banco, que es una especie de zócalo de mármol “emperador” donde recae todo el peso del retablo; además está rematado en su parte superior por la “presella”, franja decorada con motivos florales que está colocada sobre el banco.

A partir de aquí, en el primer cuerpo, a la izquierda, se encuentra la talla de ¿Santiago Apóstol? Obra de la segunda mitad del s.XVII, posterior a la construcción del retablo, claramente barroca y posiblemente realizada en el taller escultórico de Pedro Roldán. Claramente es un apóstol, pero se duda sobre su identidad. Por lo que no es seguro que sea Santiago.

En el otro extremo está la imagen de San Francisco de Asís, fundador de la orden franciscana.

 

En las calles intermedias y a ambos lados del Sagrario se encuentran los altos relieves de la Anunciación de Nuestra Señora y de la Visitación de la Virgen a su prima Isabel.

 

En el segundo cuerpo a la izquierda, la escultura de San Miguel Arcángel, jefe de las milicias frente al Demonio que se encuentra bajo sus pies, simbolizando así, el triunfo del Bien sobre el Mal; y a la derecha, San Antonio de Papua, doctor de la Iglesia y uno de los primeros santos de la orden franciscana.

 

En la calle central, la imagen de Santa Clara de Asís, titular del templo y fundadora de la comunidad de franciscanas clarisas a la que perteneció el desaparecido convento.

 

A los lados de ésta, los relieves con la Natividad de Nuestro Señor y la Adoración de los Reyes.

 

En el tercer cuerpo, y en los laterales, hay unas cartelas con motivos franciscanos. El centro está ocupado por un alto relieve de Cristo crucificado con mirada hacia el Cielo y a sus lados las esculturas de San Juan Bautista y San Juan Evangelista.

 

Y en el ático, se halla un relieve del Padre Eterno, flanqueado por pilastras con ménsulas y rematado en frontón semicircular.

 

En cada uno de los encasamientos donde se encuentran los relieves, aparecen unas pinturas simulando de forma escenográfica el lugar donde sucedieron cada uno de los pasajes bíblicos aquí representados. Así mismo, el resto de hornacinas se encuentran decoradas con motivos florales, roleos… siempre en tonos cálidos como el rojo, marrón, amarillo, etc.

 

Actualmente con Santa Clara, preside el altar la imagen del Titular de la Hermandad, que se encuentra sobre el Sagrario, y que en su momento ocupó dicho lugar, Nuestra Señora del Buen Suceso. El Sagrario está flanqueado por pequeñas columnas corintias acanaladas y, en su parte frontal, junto con decoración vegetal, se representan los símbolos eucarísticos: el cáliz y un racimo de uvas, cuerpo y sangre de Cristo.