PURÍSIMA CONCEPCIÓN |
Ya establecidas en el templo y aprovechando que el cardenal Lluch y Garriga se encontraba en Marchena con motivo de la “Santa Pastoral Visita”, le piden se digne concederlas aprobación y santa bendición así como confirmar sus cargos.
En el año 1888, ocupando la mitra hispalense el dominico Fray Ceferino González, solicitan la agregación a la Primaria de la Anunciata de Roma, para el logro de gracias y privilegios espirituales a la misma concedidas. Durante toda su andadura se distinguieron por su constancia y devoción. Todos los días visitaban el templo grupos de las hijas de María que alternaban por turnos. Celebraban anualmente novena en honor a la Purísima Concepción, coincidiendo en su día; habiendo incluso constancia documental de haber sacado en procesión a la imagen que veneraban en celebraciones extraordinarias. Esta imagen que hoy recibe culto en un bonito retablo al lado de la epístola, fue realizada al parecer en el siglo XVII y representa a María en su Concepción, mostrándola con un encantador sabor conventual. Posa sobre peana con cabezas de querubines que junto con el símbolo apocalíptico de la luna le sirven de escabel.
La cabeza de marcada frontalidad tiene peluca y pestañas postizas, siguiendo la misma vertical cabeza y manos, estas últimas unidas piadosamente en aptitud de oración. La impecabilidad de la Madre de Dios se manifiesta en el rostro a través de sus encantos juveniles. Su indumentaria se compone de saya de color blanco adornada con lentejuelas y manto de lo mismo celeste, ribeteado de antiguo encaje dorado. Ciñendo su cabeza presenta corona de metal plateado al igual que la ráfaga que hoy retirada del culto conserva la Hermandad. |